Cómo vivimos, qué hacemos es lo que otros pueden ver de aquello que pensamos y sentimos. Aquí trato de mostrar un poco de todo esto, esa subjetividad que buscamos escapar pero que, a fin de cuentas, es lo único que nos distingue...
viernes, 18 de abril de 2014
Hace días no escribo, me digo que no hay tiempo, que luego será. Pero la muerte de Garcia Marquez me llegó como una llamada de atención, en el mejor de los sentidos. Dado lo presente que estuvo entre nosotros, su partida nos recuerda, inexorablemente, que, como decía la canción de Héctor Lavoe, "nada dura para siempre" y eso, paradójicamente, tiene su lado triste, muy triste. Lo conocí a través de lo que escribió y, sobre todo, a través de las múltiples facetas públicas de su vida, su prominencia, sus relaciones a lo largo y ancho de las gamas políticas, notoriamente, aquellas menos favorecidas por más de uno. Al final de cuentas, debo decir que lamento su deceso, no tanto porque lo tuviera entre mis escritores favoritos sino más bien por todo lo que simbolizó y comunicó sobre nuestros países, sobre la singularidad de nuestra forma de ver/vivir la vida. Su partida dejará un vacío enorme pero, por suerte, los vacíos abren espacios y, así, hablarán otros, sentiremos quizás nosotros mismos que ya es hora, que nos toca hablar aun cuando no creamos que tenemos algo que decir o que pensemos que otros lo dirán mejor. Esto es un craso error. Es desconocer que "la verdad" o "el conocimiento" no sólo no son en singular sino que además, no existen independientemente de nuestra capacidad de comunicación e interacción con los demás. Quizás a ratos sentimos que la realidad es algo que existe fuera de nosotros y, en un sentido limitado, así es. Las "realidades" más significativas, son aquellas que co-creamos en el intercambio, la discusión, el ir y venir de perspectivas que van moldeándose unas a otras, transformándose aunque a menudo no lo notemos y creamos que seguimos haciendo lo que ya Heráclito sabía no era posible, es decir, "bañarse dos veces en el mismo río". Gracias Gabriel García Marquez, vocero de muchos y de ninguno. Unico, como todos los músicos en una gran orquesta. Tu silencio cambiará la tonada pero tendremos que seguir tocando, mientras haya vida, imitándote en unas cosas, en otras no, aunque queramos.
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